Gilberto Molina

 

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Gilberto Molina (1937 - 27 de febrero 1989) fue uno de los principales de Colombia esmeralda magnate que estaba íntimamente conectado con el famoso cartel de Medellín y ampliamente sospechoso de estar involucrado en el tráfico de drogas durante la década de 1980. Durante enero de 1988, Molina fue acusado de las acusaciones de que él operaba un centro de mantenimiento de aviones en Subachoque, cerca de Bogotá , donde helicópteros (incluidos los panameños helicópteros registrados) fueron atendidos en secreto. Él también era dueño de un rancho privado llamado La Fortuna, que supuestamente contenía sofisticados dispositivos de advertencia y fue utilizado como un centro de distribución de drogas. Molina fue en un tiempo un amigo cercano y de trabajo asociado de Gonzalo Rodríguez Gacha . Antes de Rodríguez Gacha alcanza su posición como uno de los principales líderes del cártel de Medellín, fue empleado en el servicio de Molina como su jefe de seguridad. En enero de 1988, Molina fue arrestado por un cargo de asesinato y más tarde fue implicado como el dueño de una plantación de 200 hectáreas de coca en Boyacá . Sin embargo, los narcóticos cargos fueron retirados más tarde.

 

Durante 1989, se vio involucrado en una intensa lucha de poder por el control de las minas de esmeraldas de Colombia, que se consideran algunos de los más ricos del mundo. En concreto, Molina estaba luchando contra una operación de su rival, las minas de Coscuez, en el distrito minero de esmeraldas-violencia-montado centrado a unos 120 kilómetros al noroeste de Bogotá. Molina se supuso inicialmente para salir victorioso en esta lucha violenta, junto con sus socios de negocios Morita y Víctor Carranza. Sin embargo, cualquier proclamación de victoria pronto resultó ser prematura. El lunes 27 de febrero de 1989, un grupo formado por unos 25 hombres uniformados irrumpieron en el rancho de lujo de Molina, ubicado a 72 km al oeste de Bogotá, mientras que Molina fue el anfitrión de una fiesta de inauguración de la casa. Los atacantes se apoderaron de la hacienda sin una pelea y mataron a 18 hombres, entre ellos otro comerciante de esmeraldas, un coronel retirado de la policía a cargo de la seguridad del Sr. Molina, varios guardaespaldas, amigos y músicos. Funcionarios policiales colombianos especularon que la masacre pudo haber sido por orden de Rodríguez Gacha , que había hecho un intento fallido de codo Molina fuera de la profesión esmeralda.

A pesar de la sospecha generalizada de la participación en el tráfico de cocaína, Molina también fue considerado como un benefactor público, el gasto de cerca de 500.000 dólares en la construcción de una sala de la ciudad, el aeropuerto, una carretera y escuelas.